Juan, el maestro
- Urruti
- 11 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Visitamos la cadena de comida rápida a probar su menú saludable: la ensalada. Dentro de nuestras opciones estaba atún o pollo, nosotros elegimos la segunda. Esto es lo que vivimos.

Con un pote sellado, difícil de abrir al principio y junto a una bebida zero es el menú que Juan Maestro nos ofrece a los estudiantes con tarjeta Junaeb. En esta ocasión, la oferta de postres no estaba disponible por no tener stock.
Partimos con una lechuga tipo “iceberg” (de las más comunes) que es una cama, con cubrecama, sábana y frazadas. Luego están las siguientes verduras: choclo, tomate y palta. Estos tres elementos son frescos, como productos que vienen sellados al vacío o comprados en un supermercado. La palta, a pesar de ser compacta, mantiene lo cremoso y el sabor de una palta hass, mas no al nivel de una que se adquiere en la verdurería o la feria local. El choclo tiene la misma sensación de uno que es comprado congelado y el tomate del súper.
En lo que respecta a la proteína, es casi ausente. Un pollo a la plancha que no mide más de 10 centímetros de diámetro. Si bien no es seco, la cantidad deja bastante que desear para el aporte nutricional.

La bebida zero cumple estando fría.
Si bien en términos generales los productos por sí solos no son malos, a la hora de tratar de consumir estos como uno se hace notoria cada característica mencionada: todo parece ser sacado del supermercado y puesto en un pote de plástico que cuesta abrir. Visualmente la lechuga y el tomate la hacen ver bien sin ser abierta, pero cuando ves la palta y el pollo junto a la porción de choclo, la sonrisa se transforma en una mueca de incomodidad.
Nota del equipo: 4,8
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